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Por qué los CAEs pueden ser una palanca clave de rentabilidad para las pymes del sector industrial

Los Certificados de Ahorro Energético (CAE) se consolidan como una palanca clave de rentabilidad para las pymes industriales. Más allá de reducir la factura energética, los CAEs permiten monetizar los ahorros, acortar plazos de retorno y reforzar la competitividad.

2025 en la pyme industrial: margen, capex y urgencia de ROI

El tejido industrial español vive un 2025 de contrastes. Por un lado, la presión competitiva global no afloja: la industria europea compite con mercados donde la energía es más barata y las normativas medioambientales menos exigentes. Por otro, la transición energética se acelera, y con ella la necesidad de demostrar descarbonización y eficiencia en cada línea de producción. En este contexto, herramientas como el CAE industrial empiezan a ganar protagonismo como vía para reforzar la competitividad.

En este tablero, la pyme industrial afronta un doble desafío. Primero, sostener márgenes cada vez más estrechos: los costes energéticos, aunque estabilizados respecto a los picos de 2022–2023, siguen siendo un componente crítico de la cuenta de resultados. Segundo, decidir dónde poner el CAPEX: modernizar equipos, digitalizar procesos o mejorar instalaciones, con criterios de retorno cada vez más estrictos.

El contexto financiero no es más benigno. Tipos de interés todavía elevados, acceso al crédito más exigente y un escrutinio creciente por parte de entidades financieras respecto a criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). Es decir, no basta con que un proyecto sea técnicamente solvente; debe aportar un retorno claro y rápido, y encajar en una narrativa de sostenibilidad.

En este punto es donde surge el sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAE). No se trata solo de “reducir consumo”, sino de convertir cada kWh ahorrado en un activo negociable, capaz de generar ingresos adicionales o de mejorar el payback de una inversión en eficiencia. Para la pyme industrial, donde cada decisión de inversión es crítica, los CAE pueden marcar la diferencia entre “esperar” y “ejecutar ya” una modernización energética.

En lugar de ver la eficiencia energética como un coste o como una obligación normativa, el mercado de CAEs permite repensarla como una fuente de rentabilidad adicional. Y esa es la gran oportunidad de 2025: utilizar los CAE no solo para cumplir, sino para liberar recursos financieros y ganar competitividad.

Los CAE en clave de dirección: del kWh ahorrado al ingreso financiero

El sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAE), regulado en España desde 2023, introduce una lógica nueva en la gestión energética de las empresas. En pocas palabras: cada kWh final de energía ahorrado se convierte en un certificado (1 CAE = 1 kWh). Estos certificados tienen un valor económico porque los sujetos obligados (principalmente grandes comercializadoras energéticas) deben adquirirlos para cumplir con los objetivos de ahorro fijados por el Ministerio para la Transición Ecológica.

La clave está en que una pyme industrial que acomete una medida de eficiencia —por ejemplo, sustituir un sistema de compresores por uno de alta eficiencia o implementar variadores de frecuencia en motores— no solo reduce su factura energética, sino que además genera un volumen de CAEs que puede vender. El precio no es fijo: depende de la oferta y la demanda, de la tipología de actuación y del momento de mercado. Aquí es donde la figura de un gestor especializado, como ipsom, resulta esencial: se encarga de tramitación, verificación y negociación para maximizar el valor de los CAEs en cada proyecto.

Para el CFO o el director de planta, esto supone un cambio de mentalidad. El ahorro energético ya no es solo un intangible de sostenibilidad, sino una línea de ingresos adicionales. En muchos casos, la incorporación de los ingresos por CAEs permite acortar sensiblemente los plazos de retorno de una inversión en eficiencia y elevar la TIR del proyecto, reforzando su atractivo financiero.

Además, el hecho de que los CAEs se obtengan tras un proceso de verificación acreditado (por entidades ENAC) ofrece una garantía documental de que el ahorro es real y trazable. Esto es clave para auditorías internas, procesos de certificación ISO 50001 o reportes ESG, reforzando la credibilidad financiera de la empresa.

En resumen, los CAEs transforman el ahorro energético en un activo financiero líquido. Y esa lógica cambia la forma en que los equipos directivos evalúan, priorizan y ejecutan inversiones en eficiencia.

Impacto en los unit economics de la pyme industrial

Cuando se analiza un proyecto de eficiencia energética en la industria, los indicadores más observados son siempre los mismos: ahorro anual en costes, payback, TIR y flujo de caja neto. La introducción de los CAE altera de manera positiva todos estos parámetros.

Por ejemplo, en actuaciones habituales como la sustitución de sistemas de iluminación o la implantación de variadores de frecuencia, los ingresos derivados de los CAEs pueden suponer un porcentaje adicional relevante respecto al ahorro conseguido en la factura. Ese refuerzo permite que el payback se acorte sensiblemente y que la TIR mejore de forma proporcional.

En sectores intensivos en energía térmica, como la alimentación o la química, medidas como la recuperación de calor residual no solo reducen el consumo de gas natural, sino que además generan CAEs verificables. Los ingresos obtenidos por su venta contribuyen a reforzar el flujo de caja y pueden destinarse a cofinanciar mantenimiento u otras inversiones de mejora.

Lo importante es entender que el CAE no sustituye al ahorro en factura, sino que lo complementa. Es un “plus” que convierte la eficiencia en más rentable y, sobre todo, más defendible en comité de inversiones.

Para las pymes industriales, donde el coste de oportunidad de cada euro invertido es alto, este plus puede ser decisivo. Muchas veces proyectos con un ROI “aceptable”, pero no prioritario se quedan en la carpeta de pendientes. Con la inyección adicional de los CAEs, pasan a ser proyectos viables y ejecutables en el corto plazo.

En definitiva, los CAEs introducen un nuevo vector en los unit economics de la industria: permiten que la eficiencia energética deje de ser una apuesta a medio plazo y se convierta en una palanca inmediata de rentabilidad y competitividad.

Apilado inteligente: CAE industrial + subvenciones + fiscalidad

Una de las preguntas más recurrentes en las pymes industriales es si los CAEs son compatibles con otras ayudas y subvenciones. La respuesta corta es sí, con matices: hay que evitar el doble incentivo sobre el mismo kWh ahorrado, pero la normativa permite combinar CAEs con subvenciones si se articula correctamente la justificación y la línea base.

Aquí es donde aparece la estrategia de apilado financiero. Un mismo proyecto de eficiencia energética puede recibir:

  • Subvención pública (por ejemplo, programas autonómicos de eficiencia industrial).
  • Ingreso por venta de CAEs en el mercado.
  • Ventajas fiscales ligadas a inversiones en eficiencia o digitalización.

El resultado es un proyecto con un coste neto significativamente menor y, por tanto, con indicadores de retorno mucho más atractivos.

Un ejemplo ilustrativo de esto podría ser: en sectores como el químico, la alimentación o el metal, donde no es raro que una misma actuación —por ejemplo, la implantación de variadores de frecuencia, la recuperación de calor o la modernización de sistemas de climatización— pueda acortar sustancialmente el payback y mejorar la TIR al sumar varias de estas palancas. En términos prácticos, los ingresos adicionales de los CAEs suelen representar un refuerzo suficiente para transformar proyectos que parecían poco prioritarios en inversiones con un atractivo financiero evidente.

Eso sí, este apilado requiere gestión técnica y documental rigurosa. Hay que demostrar claramente qué parte del ahorro corresponde a cada incentivo y mantener la trazabilidad. Una mala gestión podría implicar devoluciones de ayudas o la anulación de certificados.

Aquí es donde contar con un socio como ipsom marca la diferencia: combina un profundo conocimiento del marco de subvenciones y del sistema de CAEs, lo que le permite articular una gestión integral y segura. De esta forma, la pyme puede maximizar el retorno de sus proyectos de eficiencia sin comprometer la trazabilidad ni la seguridad jurídica.

Riesgos y compliance que protegen la TIR

El potencial de los CAEs es enorme, pero no está exento de riesgos. Y, en materia de rentabilidad, los riesgos mal gestionados pueden erosionar la TIR más rápido que cualquier variación de mercado.

Los principales puntos de atención son:

  • Adicionalidad: el ahorro debe ser adicional y verificable, no fruto de cambios en la producción o factores externos.
  • Línea base correcta: definir con rigor el consumo inicial es fundamental; una mala línea base puede invalidar el cálculo de CAEs.
  • Verificación acreditada: los ahorros deben ser certificados por verificadores reconocidos (ENAC). Esto garantiza trazabilidad y aceptación en el registro oficial.
  • Tiempos y caducidad: los CAEs tienen plazos de validez; si no se registran y comercializan a tiempo, pueden perder su valor económico.
  • Gestión contractual: la relación con sujetos delegados, compradores o agregadores debe estar claramente formalizada para evitar disputas futuras.

Desde el punto de vista financiero, estos riesgos son equivalentes a riesgo de contrapartida en cualquier activo. Si no se gestionan, el “activo CAE” puede devaluarse o, en el peor de los casos, desaparecer.

Lo positivo es que, a diferencia de otros incentivos más opacos, el sistema de CAEs cuenta con un marco regulatorio sólido y mecanismos de verificación claros. Por tanto, con una gestión profesional, los riesgos son controlables y asumibles. De hecho, se puede decir que la compliance en CAEs es parte del valor: no solo asegura el ingreso adicional, sino que también refuerza la credibilidad de la empresa frente a bancos, clientes y auditores. Un CAE bien gestionado es un sello de ahorro real y verificable, que eleva el perfil financiero y reputacional de la pyme industrial.

De la teoría a la práctica en la pyme industrial

Pasar de la teoría a la práctica es el gran reto de cualquier pyme industrial. El mercado de Certificados de Ahorro Energético ofrece una palanca real de rentabilidad, pero solo si se traduce en proyectos concretos, medibles y comercializables.

En este sentido, el camino no pasa por diseñar procesos rígidos, sino por trazar una hoja de ruta adaptada a cada empresa. El primer paso es identificar aquellas actuaciones con mayor potencial de ahorro —desde inversiones de mayor calado, como la recuperación de calor en procesos térmicos, hasta medidas graduales y repetibles, como la sustitución de motores o sistemas de iluminación—. El siguiente, evaluar su retorno financiero global teniendo en cuenta no solo el ahorro en factura, sino también los ingresos adicionales por CAEs y la posible concurrencia de otras ayudas.

Lo verdaderamente diferencial es pensar en clave de cartera de proyectos. No se trata de abordar actuaciones aisladas, sino de escalonar inversiones que, gracias a la combinación de CAEs y subvenciones, puedan autofinanciar parcialmente las siguientes fases. Para pymes con recursos limitados, esta visión resulta clave: permite avanzar en la transición energética sin comprometer la tesorería y con un impacto creciente en competitividad y sostenibilidad.

Una ventana de oportunidad con ipsom

El periodo 2025–2026 representa un momento especialmente favorable para actuar. El mercado de CAEs todavía está en consolidación, pero ya ofrece condiciones atractivas y mecanismos claros de verificación. Además, las primeras actuaciones registradas en 2023 comenzarán a caducar en enero de 2026 si no se comercializan, lo que añade dinamismo y urgencia al sistema.

Para las pymes industriales, adelantarse significa capturar ingresos adicionales desde ahora, acelerar el retorno de sus proyectos y, al mismo tiempo, reforzar su posición ante exigencias crecientes de reporting ESG y acceso a financiación. La experiencia temprana también será una ventaja competitiva cuando el mercado madure y la demanda de CAEs se intensifique.

En este escenario, ipsom se posiciona como el socio experto que acompaña a las empresas industriales en todo el proceso: desde la identificación de proyectos elegibles hasta la gestión documental y la negociación del valor de los certificados, siempre con el objetivo de optimizar el aprovechamiento de los CAE industrial y garantizar la seguridad jurídica.

Si su pyme quiere transformar el ahorro energético en un activo económico tangible, este es el momento. Contacte con nuestros consultores y dé el siguiente paso para que sus proyectos de eficiencia aporten rentabilidad adicional y refuercen la competitividad de su planta.

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