2025: un año de inversión y eficiencia industrial
Actualmente, la industria española se enfrenta a un entorno cada vez más desafiante, donde liderar con la competencia global, el incremento de los costes y las metas de sostenibilidad y digitalización es cada vez más difícil.
Por esta razón, para preservar su ventaja en el mercado, es necesario la modernización de sus procedimientos, aumentar la eficiencia de los recursos y elevar su eficiencia productiva. De esta forma, las empresas intentan mantener su rentabilidad sin detener las inversiones.
En este escenario, los incentivos fiscales para la inversión productiva se presentan como una oportunidad importante. No solo ayudan a reducir el Impuesto de Sociedades, sino que también permiten mejorar la estructura financiera de las inversiones, transformando así la mejora de los procesos en un motor directo de rentabilidad.
¿Qué son las deducciones fiscales para procesos industriales?
Las deducciones fiscales funcionan como incentivos aplicables a la cuota del Impuesto de Sociedades que permiten descontar un porcentaje de la carga tributaria derivada del gasto o inversión realizada en ciertos proyectos de mejora. En el sector industrial, se aplican sobre todo en inversiones de:
- Desarrollo de nuevos procesos que permitan ofrecer un nuevo producto.
- Mejora de los procesos existentes, mejorando la trazabilidad, fiabilidad o entre otras.
La gran diferencia respecto a las subvenciones es que su aplicación se lleva a cabo directamente en la declaración del Impuesto de Sociedades y en proyectos realizados en años anteriores, sin necesidad de que el proyecto termine en éxito y no dependen de convocatorias públicas ni de plazos marcados por la Administración. De tal forma, que se convierten en una herramienta más flexible que puede complementarse con otras ayudas.
Estas deducciones están reguladas principalmente por la Ley del Impuesto sobre Sociedades (LIS), que incluye incentivos por actividades de investigación y desarrollo, mejora productiva, digitalización o inversiones en activos nuevos que mejoren procesos productivos. En la práctica, pueden ayudar a lograr un ahorro fiscal de entre el 12 % y el 42 % del gasto elegible, dependiendo de la tipología del proyecto y de la comunidad autónoma.
Por ejemplo, una pequeña o mediana empresa que destina 200.000 € en abrir una nueva línea de producción para un nuevo producto puede deducir un 12% de ese gasto si demuestra que introduce mejoras tecnológicas o innovaciones en su proceso productivo.
Principales tipos de deducción aplicables en la industria
Hay diferentes categorías de deducción para las empresas dependiendo de la naturaleza del proyecto:
- Deducción por innovación tecnológica en procesos: Aplicable a empresas que incorporen tecnologías avanzadas para la mejora de procesos productivos y/o productos
- Intensidad: un 12% de los gastos asociados al proyecto
- Deducción por actividades de I+D: Para proyectos con desarrollo experimental o incorporación de tecnología propia. Incluye desde el desarrollo de nuevos métodos de producción hasta la implementación de soluciones digitales para optimizar el rendimiento de maquinaria.
- Intensidad: entre 25% y 42% de los gastos asociados al proyecto
Claves para maximizar el ahorro fiscal con seguridad jurídica
Realizar correctamente la aplicación de estas deducciones requiere seguir una serie de pasos:
- Informes técnicos y económicos: demostración de la naturaleza innovadora, tecnológica del proyecto.
- Certificación o informe motivado vinculante (IMV): En los casos que sea necesario, validación en materia de I+D con un certificado emitido por entidades acreditadas por ENAC y un informe emitido por el Ministerio de Ciencia.
- Planificación fiscal con anticipación.
- Coherencia contable y fiscal: garantizar que los gastos y activos deducidos estén bien registrados y correspondan al ejercicio fiscal adecuado.
Aplicar estas deducciones pueden disminuir de manera significativa la carga fiscal anual y aumentar el retorno global de las inversiones industriales. Esta aplicación puede resultar muy ventajosa siempre que se gestione adecuadamente. Por ello, es recomendable contar con el apoyo de asesores especializados en incentivos fiscales que comprendan tanto los aspectos técnicos de la inversión como su aplicación tributaria.
Compatibilidad con otro tipo de incentivos como las subvenciones o préstamos
Las deducciones fiscales pueden combinarse con subvenciones, préstamos, CAEs… siempre y cuando se gestione correctamente. Es importante tener en cuenta que, en el caso de las subvenciones, estas se deben restar a la base deducible antes de aplicar la deducción correspondiente.
La compatibilidad de estos incentivos fiscales con otros mecanismos financieros permite la maximización del retorno global sin incidir en doble incentivo, siempre que la justificación tanto técnica como fiscal esté correctamente ejecutada.
Ipsom: el socio experto en deducciones e incentivos fiscales
En ipsom ayudamos a empresas industriales a identificar, estructurar y justificar fiscalmente las inversiones elegibles para deducciones fiscales por mejora de procesos, innovación y eficiencia. Combinamos conocimiento experto en fiscalidad con experiencia técnica en procesos industriales y gestión de ayudas públicas para maximizar el retorno total de vuestras inversiones.
Cómo acompañamos a su empresa:
- Encaje fiscal de la inversión: analizamos el proyecto y determinamos su calificación (I+D, IT).
- Combinación de incentivos: integramos deducciones, subvenciones y otros instrumentos para maximizar el retorno total.
- Coordinamos informes técnicos y certificaciones.
- Gestión integral: acompañamos a la empresa en todo el proceso, asegurando el cumplimiento de la normativa vigente y la maximización del retorno económico.
Si su empresa planea modernizar sus procesos, invertir en eficiencia o incorporar nuevas tecnologías, este es el momento de actuar. En un contexto donde cada movimiento cuenta, aprovechar las deducciones fiscales es una decisión estratégica que mejora la rentabilidad y libera recursos para seguir creciendo.
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