Introducción: por qué 2025 ha sido un año clave
El 2025 se despide como un año clave para la financiación pública y la inversión empresarial. Para aquellas empresas que han sabido planificar bien sus proyectos e inversiones, este año ha marcado un punto de inflexión. No únicamente por el gran volumen de convocatorias publicadas, sino que también por la manera en la que se han posicionado frente a estas, centrándose en un enfoque más estratégico y no tan reactivo.
La integración de los diferentes instrumentos; fondos europeos, los incentivos autonómicos, las deducciones fiscales y los CAEs han consolidado un escenario en el que cada vez más, la financiación pública es considerada una palanca estratégica y de competitividad y no únicamente una oportunidad puntual.
Ayudas públicas: qué ha marcado 2025
Este 2025 se han consolidado diferentes líneas con un objetivo prioritario: impulsar la inversión productiva, eficiencia energética y descarbonización tanto a nivel autonómico como nacional. Estas convocatorias se explican como el eje prioritario de la competitividad, favoreciendo a la modernización productiva, la sostenibilidad y la I+D+i.
Especialmente, a nivel nacional, los distintos PERTEs han actuado como de costumbre como una palanca para diferentes sectores estratégicos, apoyando la mejora de la capacidad productiva del tejido empresarial, mientras en el caso de territorios autonómicos, destaca la línea de inversiones productivas en Cataluña. Por otro lado, hacer mención del gran volumen de fondos que se han destinado a ayudas para la transformación, comercialización y desarrollo de productos agroalimentarios en las diferentes comunidades autónomas.
Paralelamente, las ayudas de eficiencia energética que ya se han comenzado a activar en diferentes comunidades autónomas, como son Andalucía, País Vasco o Valencia, con la previsión que de cara a lo largo de 2026 se vayan abriendo progresivamente en el resto de territorio español. Estas líneas se han consolidado como una tendencia clara hacia inversiones más eficientes, sostenibles y alineadas con los objetivos de la transición energética.
CAEs: el año en que han pasado de expectativa a realidad
Teniendo en cuenta que en 2024 fue el año transitorio en que muchas de las empresas comenzaron a escuchar hablar sobre el sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAE), el 2025 ha sido el año crucial en el que se ha normalizado su aplicación. Gracias al sistema de seguimiento que ofrece el MITECO mediante la herramienta power BI, podemos ver como a lo largo del año, este mercado se ha ido consolidando como una dinámica cada vez más estructurada. Esto se debe a que gran parte de los agentes se están familiarizado con este sistema, tienen los procedimientos más interiorizados y una comprensión más clara sobre qué actuaciones son certificables y cómo monetizar su ahorro energético.
Gracias a este avance, los CAEs han dejado de percibirse como un simple instrumento regulatorio, y se han convertido en una palanca económica real para financiar parte de las inversiones en eficiencia energética.
Aunque 2025 haya mostrado una gran evidencia en éxito del sistema CAE, no únicamente por el ahorro que se ha logrado, sino por la calidad de las solicitudes y la trazabilidad documental. Una vez más, las empresas con mejores resultados han sido aquellas que se han sabido planificar desde el inicio. De manera paralela, a lo largo de este año, se ha ido reforzando la idea de integrar los CAEs con otros incentivos. Esta integración requiere de orden y criterio con tal de evitar incompatibilidades y maximizar el retorno total de cada proyecto.
En conclusión, este 2025 ha sido un año clave para este sistema. Los CAEs han dejado de ser un simple concepto emergente y se han convertido en una herramienta que cada vez más forma parte de la planificación estratégica y financiera de las empresas.
Qué deja preparado 2025 para 2026
Después de un análisis general, todo apunta a qué 2026 será un año de refuerzo estratégico. Esto implicará menos actuaciones puntuales y más proyectos estructurados, para cumplir con los objetivos de eficiencia, descarbonización, transformación productiva y nuevos retos.
Por otro lado, hay que añadir que 2025 no únicamente ha sido un ejercicio de ejecución, sino también de preparación para nuevas convocatorias de cara a 2026. A lo largo del año se han ido anticipando diferentes líneas que se concentrarán en 2026, entre ellas, las ayudas vinculadas al programa de impulso de la cadena de valor industrial (el antiguo IDI y ACTIVA), junto con otras convocatorias orientadas a la eficiencia energética, transformación industrial y modernización productiva. Gracias a esta anticipación, las empresas pueden empezar a preparar sus proyectos.
De esta manera, se entiende que en 2026 van a ganar peso aquellos proyectos que estén bien estructurados y que tengan una visión clara de retorno. Aquellas empresas que aprovechen el 2025 para hacer un análisis, preparar y definir los siguientes pasos a seguir, serán las que ganen mejor posición pasando de simplemente reaccionar a estar preparadas para las nuevas convocatorias.
Conclusión: un año de transición hacia una nueva forma de invertir
Durante este año, se ha vivido una transición hacia una nueva manera de llevar a cabo la inversión y la financiación pública. Una vez más, ha demostrado la gran importancia que tiene planificar, anticiparse y entender todos los incentivos públicos demuestran la posibilidad de transformar en una ventaja competitiva la ejecución de una actuación.
Todo lo aprendido a lo largo de este año sienta las bases para un 2026 lleno de oportunidades para empresas que sepan prepararse. Contar con una visión estratégica y un acompañamiento experto se está convirtiendo cada vez más en aspectos clase para afrontar los retos de la transición energética y la financiación pública.
El papel de Ipsom en este contexto
Con la gran variedad de instrumentos, la complejidad normativa y la exigencia técnica, el acompañamiento de un experto resulta cada vez más importante. Ipsom se posiciona como el partner que necesitas. Con más de 18 años de experiencia en el sector y trabajando a lo largo de 2025 junto a empresas de los diferentes sectores, ipsom acompaña y ofrece un servicio integral ayudando a las empresas a comprender el contexto en el que están, identificando oportunidades reales y estructurando y organizando los proyectos con el objetivo de encontrar la mayor encajabilidad con los diferentes instrumentos tanto a nivel financiero cómo técnico.
Nuestra principal característica de diferenciación se centra en ofrecer una visión integral; analizando las inversiones/ proyectos iniciales sin ningún tipo de compromiso, anticipar compatibilidades entre diferentes ayudas, deducciones fiscales, préstamos, CAEs… y sobre todo asegurar que haya una trazabilidad lo más sólida posible para poder ejecutar y justificar los proyectos con seguridad y en plazo. Esta forma de trabajar no únicamente reduce riesgos, sino que permite maximizar el retorno convirtiendo la financiación pública en una palanca estratégica para las empresas.
Como socio estratégico, ipsom va más allá de la gestión puntual de convocatorias. Nuestra propuesta de valor es acompañar a largo plazo a las organizaciones, dando respaldo a la toma de decisiones, con la aportación de la experiencia y criterio de cómo evoluciona el marco estratégico de las ayudas. Si tenéis en mente alguna inversión o proyecto, no dudéis en contactar con nuestros expertos para realizar una primera evaluación sin compromiso de las ayudas a las que vuestra empresa podría optar y ofreceros un primer diagnóstico de viabilidad.
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